Dormir fuera de casa daña tu cerebro

Así es la próxima vez que escuches "he dormido genial en tu sofá" ya estás avisado de que es falso.

Ningún amigo o familiar duerme bien en tu sofá. Tampoco en una habitación de invitados. Ni tan siquiera lo haría si le buscas el mejor colchón de látex del mercado. Pero no te lo tomes como algo personal, dormir sin descansar profundamente en un nuevo entorno es tan común que los neurocientíficos tienen un nombre para esto: efecto de la primera noche.

El EFN es, básicamente, el equivalente neurológico de dormir con un ojo abierto. Los que quiere decir que solo la mitad de nuestro cerebro descansa realmente. Esto podría no resultar muy preocupante en caso de que seas una persona muy casera o que solo se aloja en hoteles por vacaciones y en fiestas de guardar. Pero puede llegar a suponer un problema para aquellos que se pasan la semana durmiendo en frías habitaciones de hotel, lejos del calor de su funda nórdica y su almohada de plumas.

Se hizo un estudio midiendo las ondas cerebrales a varios miembros en la fase más profunda del sueño y al despertar, se encontraban más cansados de lo habitual, su cerero había trabajado más de lo normal.


Los investigadores decidieron averiguar si este patrón asimétrico de sueño que mostraban los voluntarios cumplía las mismas funciones que en el reino animal. Para ello se armaron de grifos, campanas y otros sonidos que pudieran perturbar el sueño de los sleepers. Tenían un objetivo en mente: descubrir si el descanso de poca calidad que experimentamos a consecuencia del efecto de la primera noche nos permitía ser más reactivos a los estímulos externos.



Para asegurarse que registraban correctamente cuando se despertaban a consecuencia de uno de sus molestos 'ruiditos', los investigadores pidieron a los voluntarios que lo indicaran con sus dedos cuando esto ocurriera. Al cabo de dos noches, se percataron de que el tiempo de reacción al sonido de un grifo había significativamente más rápido el primer día que el segundo. Esto indica que nuestro cerebro no solo es más receptivo a consecuencia de la EFN, sino que también tiene la capacidad de lograr despertarse mucho más rápido que en otras circunstancias.
En conclusión; sí, dormimos mal la primera noche, pero con nuestra capacidad de adaptación luego nos aacostumbramos al nuevo habitat y podremos volver a dormir a pierna suelta.
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