La actividad humana desde la Revolución Industrial ha influido principalmente sobre la emisión de CO2 y otros gases de invernadero que han ayudado a amplificar el efecto invernadero natural.
Varios componentes atmosféricos, tales como el vapor de agua, el dióxido de carbono, tienen frecuencias moleculares vibratorias en el rango espectral de la radiación emitida desde la superficie terrestre, en términos coloquiales: absorben bien el calor emitido por la Tierra.
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